Hay, periodistas prestados al oficio de escritor y hay escritores que se sumergen en la profesión de periodistas. A este último grupo pertenece Américo Fernández, corresponsal de El Nacional en Ciudad Bolívar por más de veinte años y dos veces ganador del premio interno "Federico Pacheco Soublette".
Entrevistarlo es fácil y difícil al mismo tiempo. Fácil porque como amigo es muy espontáneo, y franco y difícil porque es bastante tímido para ser un fablistán.
Es de un hablar pausado, suave y poco frecuente pero cuando se sienta frente a una máquina de escribir, por los dedos de las manos le saltan las palabras, ideas, frases, diálogos e historia. Sí, es un historiador y hasta un narrador de cuentos, pero de esos que son buenos.
Pertenece a la llamada vieja guardia del periodismo a pesar de que sigue siendo un hombre joven de espíritu y edad y sin embargo tiene muy claro que la función de todo comunicador es contribuir a la formación de opiniones, desde un punto de vista pedagógico.
No le gusta la pantalla ni los periodistas pantalleros o como dice "esos que entran al oficio a dañar la mística. Y desde la oficina de El Nacional en la calle Libertad de Ciudad Bolívar estrecho paso empedrado divisa al Orinoco que pareciera bostezar en las tardes de calor.
Todavía lo sorprenden las cosas cotidianas. Lo maravillan hechos sencillos y no ha perdido esa sensibilidad social, necesaria para entender el comportamiento del hombre con sus virtudes y defectos.
Considera que el periodista debe escuchar y hablar poco, pues ese es su principal trabajo y aunque parezca mentira es un soñador empedernido.
Américo Fernández, es nativo de Coche es cochero. Siempre que tiene oportunidad vuelve a su casa en esa amarilla isla del Mar Caribe. Allí se encuentra con los fantasmas de su vida, esos que le sacuden la hamaca cuando está leyendo.
Luego regresa a Ciudad Bolívar y él mismo ya no sabe cuáles son sus auténticas raíces. En todo caso le gusta contemplar al Orinoco que pasa lento y can sado como, una gigantesca serpiente que acabara de comer y recordar las arenas de Coche.
Ha sido desde diputado a la Asamblea Legislativa hasta escritor de libros de historia.
Y tiene en mente un nuevo sueño: poder dirigir su propia revista.
Carmen Carrillo
Publicación mensual de la C.A. Editora El Nacional para su personal / Marzo 1986
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